03
JUN
2013

Cuidado con la letra pequeña de las redes sociales

Posted By :
Comments : 0

¿Sabes que Facebook o LinkedIn pueden cortar el servicio y tú perder la información? Repasamos las condiciones más polémicas que imponen estas firmas.

Reconozcámoslo. Nunca (o casi nunca) nos leemos los «términos y condiciones» de los servicios a los que nos suscribimos en Internet. Millones de españoles usan a diario Facebook, Tuenti, Twitter, Gmail, Yahoo!, YouTube y decenas de otros servicios gratuitos sin saber muy bien qué pueden recibir a cambio y a qué se comprometen. Conocer los términos de estos contratos les llevaría muchas horas de ardua lectura de una jerga repetitiva y a ratos ininteligible. Por eso, la inmensa mayoría recurre al scroll para llegar por la vía rápida al botón de «He leído y acepto los términos y condiciones de uso». «Queremos acceder y solo nos piden un clic. Pero el consumidor no sabe en la mayoría de las ocasiones las implicaciones que eso tiene», reconoce la portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios, Ileana Izverniceanu.

Sin embargo, esto no debería ser así, sobre todo si tenemos en cuenta que volcamos (con demasiada ligereza) muchos datos personales e íntimos en esos servicios. Pedro López, socio del despacho de abogados MartínAndino y experto en nuevas tecnologías, hace una crítica en doble sentido: «Por un lado, las empresas on-line deberían esforzarse por ser más transparentes y explicar de manera más clara los derechos y obligaciones que comportan sus servicios, pero al mismo tiempo los usuarios también tenemos que ser conscientes de que no podemos contratar servicios de manera compulsiva y que es necesario informarse antes».

LOS CONTRATOS QUE FIRMAMOS EN INTERNET SON TAN VÁLIDOS COMO LOS FÍSICOS

«Debemos plantearnos que al darnos de alta en portales de compra, redes sociales, portales de contactos, servicios de correo electrónico o sistemas de mensajería instantánea, aportamos ‘voluntariamente’, pues nadie nos obliga, datos personales», dice Carolina Armada, abogada de Simmons&Simmons. También dice esta abogada que es erróneo pensar que, porque vemos estos contratos a través de una pantalla, carecen de valor y tienen menos entidad que los papeles que firmamos, por ejemplo, para alquilar un piso o comprar un coche.

Pleitos en California

Desde la OCU, Izverniceanu advierte de que es una imprudencia aceptar cláusulas que no se leen, sobre todo porque las compañías incluyen algunas «desproporcionadas y abusivas» que limitan los derechos de los usuarios.

Pero, ¿cuáles son los términos polémicos que a las redes sociales y otros servicios les cuesta poner en letra grande por temor a perder usuarios? Uno que es clave es que la mayoría de estos servicios nos remiten, en caso de conflicto, a un Juzgado de California (donde están las sedes de las principales firmas), lo que crea incertidumbre jurídica, toda vez que a las autoridades de consumo de la Comunidad Autónoma (a las que nos debemos dirigir en primera instancia) les resulta muy difícil actuar más allá de las fronteras nacionales.
A este respecto, Facebook nos dice claramente que los datos personales son «transferidos y procesados en Estados Unidos». Izverniceanu recuerda que se trata de una cuestión que ahora mismo está en discusión en España y que las cláusulas que imponen sumisión a un derecho extranjero «son abusivas y por tanto nulas». Sin embargo, Alejandro Touriño, abogado experto en nuevas tecnologías del despacho Écija, cree que hay legislación suficiente como para confiar que, en caso de conflicto, los tribunales españoles serían los competentes.

Servicios «tal cual»

Otro asunto espinoso es el de las caídas del servicio. En los contratos, Google, Facebook o LinkedIn eluden responsabilidades si el servicio presenta errores, suspensiones o fallos de seguridad. Google, por ejemplo, advierte de que los servicios se ofrecen «tal cual», y sin «ninguna garantía en relación al contenido, sus funciones específicas, su fiabilidad, su disponibilidad y su capacidad para satisfacer tus necesidades». En ese mismo pliego, va incluso más allá cuando advierte de que puede suspender o cancelar un servicio concreto de los muchos que oferta, como ocurre con Google Reader. Además, no siempre nos avisará con antelación. En sus «condiciones» textualmente dice que «solo en los casos en los que sea razonable» dará tiempo para que el usuario extraiga la información que le interese.

LOS SERVICIOS PUEDEN SER SUSPENDIDOS O VARIADOS SIN PREAVISO

LinkedIn, la mayor red profesional del mundo, también se arroga el derecho a suspender e interrumpir el servicio de forma discrecional. Además, puede retener y eliminar contenido de una cuenta sin previa notificación si considera que es contrario al contrato firmado (pero casi nunca leído) por el usuario. Además, si la red detecta que éste hace un uso «incorrecto» de la misma, como invitar a otros usuarios que no conoce, también puede cancelar la cuenta. En Facebook tenemos más de lo mismo, no garantizando que funcione siempre «sin interrupciones, retrasos o imperfecciones».
¿Venden nuestros datos?

Muchos se dan de alta en un servicio, vuelcan cientos o miles de datos íntimos en ellos y solo a posteriori se preguntan qué hacen estas plataformas con su información y sobre todo si la ceden a terceros con fines publicitarios. Hay quien piensa que Google o Facebook elaboran listados gigantescos con los datos de los usuarios que luego son vendidos a anunciantes. Sin embargo, no hay evidencia de esto en los contratos que firmamos. «Una cesión de datos a una tercera empresa con fines publicitarios, y sin consentimiento del interesado, sería una flagrante ilegalidad», recuerda Pedro López, que tiene claro que en un caso de ese tipo la UE castigaría duramente al proveedor del servicio.

Lo que sí hacen estas compañías es compartir datos personales disociados de la identidad. «La cesión de un dato disociado no es una cesión de dato personal, pues no puede identificar a nadie», explica David Hurtado, portavoz de la organización de consumidores CECU. Eduardo Lagarón, otro experto del despacho de abogados Écija, recuerda que la legislación de protección de datos en España no contempla los casos en que la información cedida no pueda asociarse directamente con la persona.

A este respecto, Facebook es claro y asegura que solo proporciona datos a sus «socios publicitarios» después de haber eliminado el nombre del usuario y otros datos identificativos, «o bien después de haber combinado tus datos con los de otras personas, de manera que dejen de estar asociados contigo». La red social, nos dice en otro momento, solo comparte información personal con anunciantes si el usuario da permiso. Es decir, Facebook nos muestra un anuncio de zapatillas deportivas porque hemos dicho que nos gusta el baloncesto, pero si pinchamos en él, no le dirá al anunciante quiénes somos. LinkedIn opera de forma similar, pues los anuncios responden a categorías de perfiles generales (por ejemplo: programadores de Java en Barcelona) y nunca «proporciona datos personales a ninguna red de anuncios».

Bad Authentication data.